¿Qué puede hacer un pequeño productor si una helada arruina la cosecha de todo un año? ¿Cómo puede un negocio de exportación de insumos alimentarios adaptarse eficientemente ante un repentino cambio en el mercado cambiario? ¿O qué pasa si una huelga de transportistas impide la distribución de una producción de alimentos y éstos se echan a perder?
¿Sabías que la industria agroalimentaria es una de las principales responsables del cambio climático y, al mismo tiempo, uno de los sectores más afectados por sus impactos?
Para los pequeños y medianos productores agroalimentarios comercializar sus productos en cadenas globales de valor puede resultar todo un desafío. Esto debido a que los sistemas internacionales demandan cumplir con altos estándares de calidad, estar en posibilidad de adaptarse continuamente a las condiciones del mercado y contar con productos diferenciados y con un alto valor agregado que los haga competitivos.
Uno de los mayores obstáculos para alcanzar la seguridad alimentaria es la pérdida y desperdicio de alimentos. Cada año, hasta un tercio de los alimentos producidos en el mundo para consumo humano se pierde o desperdicia, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés).
Centroamérica es una región con condiciones favorables para el sistema agroalimentario pero que también tiene a 8.4 millones de sus habitantes en una situación de emergencia alimentaria, según el Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias 2022. Eso significa que viven una situación extrema de inseguridad alimentaria y requieren asistencia urgente.
Acabar con el hambre en el mundo parece un objetivo inalcanzable, pero las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) que participan en el sistema agroalimentario tienen ventajas que pueden aprovechar para ofrecer soluciones a este desafío mundial.
La Asociación de Productores de Azúcar de Guatemala -ASAZGUA-, creada en 1957, enfrentaba hace no mucho la duda de ¿cómo garantizar la calidad y trazabilidad del producto? Además de poder monitorear y optimizar los procesos involucrados en la transformación del producto y detectar en el tiempo cambios en la calidad.
El creciente interés por los frutos exóticos, las tendencias en crecimiento para una alimentación saludable y el aumento en el consumo de productos listos para ingerir son algunas de las razones por las cuales América Latina y el Caribe tienen grandes oportunidades de exportación al mercado europeo.
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