Más de una vez me ha tocado participar en procesos de formulación de proyectos de desarrollo de alto contenido social. Muchas veces sucede que pasa un año, dos –y más aún- desde el relevamiento inicial y el comienzo de la ejecución. Los motivos van desde pretender un alto grado de rigurosidad en los más mínimos detalles, hasta cuestiones administrativas y burocráticas.
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